Acá no se habla de derrota. Eso es lo de menos.
Se habla de adaptación.
De ese momento en que ya no eres quien eras, y en vez de resistirte, afinas el olfato. Cuando entiendes que perder cosas también es una forma de aprender a cuidar. Cuando dejas de pedir, empiezas a agradecer y te vuelves más animal que promesa.
Esta camiseta nace del cansancio lúcido. Del que no muerde por rabia ni espera por ingenuidad. Del que da vueltas, sí, pero atento, en vigilia. Del que se queda quieto en la luz del suelo porque sabe que algo viene… y ya lo huele.
“Hecho perro” no es estar roto:
nos volvimos instinto.
Mirar a la nada sin miedo.
No somos jueces ni verdugos.
Y aprendimos a morder solo cuando era estrictamente necesario.
Negra, amplia, cómoda como una espera larga. Se lleva como se lleva una piel nueva: con calma, con cicatrices, con una intuición afilada. Para quienes ya no creen en la forma antigua de las cosas, pero siguen fieles a lo que sienten.
No es error.
Es proceso.
Es haber entendido, por fin,
cómo permanecer.
HECHO PERRO




